La revista Carteles, una joya del diseño gráfico
Entre 1919 y 1960 existió en Cuba una revista que llegó a ser una de las publicaciones seriadas más populares y de trabajo gráfico más atractivo de su época: Carteles. Publicada a continuación de Social, también fue editada por el Instituto de Artes Gráficas de La Habana.
Trayectoria de la revista
Carteles vio la luz por en junio de 1919. Fue fundada por los hemanos Conrado y Óscar H. Massaguer, quien ocupó inicialmente la dirección y administración. En sus inicios se publicaba mensualmente, y su contenido se refería fundamentalmente, a cine, teatro y deportes, de ahí su nombre.
Desde febrero de 1922 ocupó la jefatura de redacción el escritor Federico de Ibarzábal. A partir de mayo de 1924 la revista cambia el formato y toma el subtítulo de Semanario Nacional. Señalando además, que “inicia hoy una nueva era de prosperidad, esperando pueda en beneficio de sus lectores, desarrollar un extenso programa de iniciativas, que lo conviertan en la mejor revista gráfica de Cuba Republicana”.
Su formato era de 36 por 28 centímetros, con alrededor de veinticinco páginas. A partir de 1927 pasó a ser un semanario con formato de 46 por 38 centímetros. Su paso de revista mensual a semanal fue el resultado de la creciente demanda de sus informaciones y de la ampliación de sus lectores potenciales.
Presentó, desde mayo de 1924, una sección editorial sobre política cubana, que fue suspendida desde comienzos de 1932 hasta la caída del dictador Gerardo Machado.
A partir del 30 de noviembre de 1924 y hata 1954, Alfredo T. Quílez, que era el gerente general, se desempeña como director. El historiador Emilio Roig de Leuchsenring asumió la dirección artística, subdirección y dirección de la revista en los años 1924, 1927 y 1928. Mientras que Alejo Carpentier, reconocido escritor y ensayista, fue elegido redactor jefe en 1925.
En 1930 aumenta el número de sus páginas. A partir del 17 de mayo de 1931 Conrado W. Massaguer ocupa la dirección artística (Ver artículo «Conrado Massaguer: Genio de la caricatura cubana»), Arturo Alfonso Roselló la jefatura de redacción y Alejo Carpentier la redacción en París. Desde el 23 de septiembre de 1934 vuelve a presentar solamente el nombre de Quílez como director.
Presentó mediante reportajes, entrevistas o artículos, los acontecimientos políticos y sociales (nacionales e internacionales) más sobresalientes de la época. El humor y el costumbrismo fueron recursos muy empleados para llegar a su audiencia, constituyendo casi un estilo.
Entre las secciones fijas de Carteles estaban: La hora de ahora, Del momento, Actualidad nacional, Goma y Tijera, Matando el tiempo, Feminidades, Lea en nuestro próximo número…, Quisicosas, Ciudades de Cuba, Deportes, Mesa Revuelta, De aquí y de allá, Modas y Gráficas y Habladurías. Esta última permitía ejercer opinión sobre temas de política interna de modo que, aunque sin marcada intención contestataria, la revista dejaba una impronta favorable a la discusión social.
Muchas de las críticas a los males que azotaban la República publicadas en la revista, se debieron a la pluma de Emilio Roig de Leuchsenring. Incluyó también artículos costumbristas, históricos y políticos de Roig, muchos de ellos bajo seudónimos (El curioso parlanchín, U. Noquelosabe, Cristóbal de La Habana, Enrique Alejandro de Hermann).
Aparecían con frecuencia trabajos acerca de la mujer, la educación, la historia de Cuba y universal, las artes plásticas, las figuras cubanas e hispanoamericanas, así como notas teatrales y críticas literarias y cinematográficas. La sección cinematográfica estaba cargo de la periodista Mary M. Spaulding, radicaba en Hollywood, que presentaba comentarios, crónicas y entrevistas sobre el mundo del cine norteamericano (su verdadero nombre era María Cristina Melero Escudero).
Consejos de belleza femenina, modas, el dedicar la página número 17 al desnudo erótico de carácter publicitario, mostraron la capacidad de la revista para transitar con habilidad entre la tradición europea y norteamericana en esa clase de publicaciones.
Carteles también incluyó en sus páginas motivos etnoculturales referidos al carnaval, a las fiestas populares, al personaje del negrito, a la fiesta de Reyes, al fraude electoral. Presentó críticas a personajes como el pretencioso, el arribista, el sport-man, o a rasgos del exclusivismo y el elitismo de la sociedad de la época.
En la década de 1940-1950 la revista circulaba por toda la Isla y por el mercado internacional. Desde el 10 de enero de 1954, pasó a ser propiedad de Bohemia, y Antonio Ortega Fernández pasó a ser su director. En el número correspondiente del 19 de mayo de 1950 presentó el siguiente lema: “Más que una revista una institución nacional, dedicada a servir a Cuba, no a servirse de Cuba”. La revista comenzó a editar un suplemento infantil a partir del 2 de mayo de 1952.
La sección editorial sobre política cubana, desapareció de las páginas de Carteles en 1956 (con la dictadura de Fulgencio Batista), reapareciendo tras el triunfo de la Revolución de 1959.
Desde 1925 comenzó a publicar cuentos policíacos y fantásticos extranjeros, especialmente los norteamericanos (a partir de 1950). En 1934, el folletín se convirtió en complemento fijo de la publicación, atractivo por las expectativas que era capaz de crear la novela por entregas.
A partir de 1937 empieza a publicar la obra de cuentistas cubanos, como Enrique Serpa, A. Núñez Olano, Marcelo Salinas y Gustavo Grau Mederos. A partir del 7 de febrero de 1954 la revista contó con una sección fija de cuentistas hispanoamericanos. Entre los nacionales publicados figuraron Onelio Jorge Cardoso, Rogelio Llopis, Víctor Agostini, Virgilio Piñera y José Soler Puig, J. M. Carballido.
Fueron sus colaboradores, además de los ya mencionados, Félix Pita Rodríguez, Luis G. Wangüemert, Rafael Suárez Solís, Antonio Martínez Bello, Dora Alonso, Ramón Rivera Gollury (seud. de Roger de Lauria), Óscar Pino Santos, Mariblanca Sabas Alomá, Loló de la Torriente y Arturo Ramírez, entre otros.
Su publicación finalizó el 31 de julio de 1960.
El diseño: verdadero protagonista
Los complementos gráficos de las informaciones (fotografías, caricaturas, ilustraciones, fotorreportajes) en apoyo a secciones como Actualidad mundial, Gráficas mundiales y De aquí y de allá, adquirieron papel relevante en Carteles. El diseño se convirtió en uno de los elementos característicos de la publicación.
En 1932 entra en la escena de Carteles Andrés García Benítez (1916-1981), o simplemente Andrés (Ver artículo «Andrés, el dibujante estrella de la revista Carteles»). Su trabajo destacó por las ilustraciones de los artículos; y sus expresivas y auténticas imágenes de portada y contraportada; que se diseñaba en colores con motivos esencialmente cubanos.
Sus portadas eran, por lo general, alegres. Las de los números que salían durante el verano, las del inicio y el fin del curso escolar, las dedicadas a los personajes que llenaban las calles cubanas: vendedores ambulantes, mulatas, señoras y jovencitas, niños traviesos. Mostraban el lado alegre y desenfadado, e incluso socarrón, del cubano; su interacción con el otro, sus gustos y actitudes. La gente se veía a sí misma en Carteles. Cubanos de todas las razas, edades y clases sociales podían mirarse en las escenas que componía Andrés cada semana.
En los números cercanos a fechas solemnes, Andrés cambiaba la “gracia cubana” por trabajos que, sin dejar de tener su sello, mostraban el respeto que sentía por su patria.
Su diseño gráfico, el arte que fluía por sus páginas, sus contenidos agudos, interesantes y profundos, unido a la calidad de las impresiones, convirtieron a Carteles en una de las revistas más atractivas, progresistas e importantes de su tiempo, y la de mayor circulación a nivel nacional hasta la década del cincuenta.
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