Conrado Massaguer: Genio de la caricatura cubana
Conrado Walter Massaguer, conocido como Conrado Massaguer o simplemente Massaguer (como firmaba sus obras) es, sin dudas, uno de los mejores dibujantes y caricaturistas cubanos de todos los tiempos.
Vida y Obra
Nació en Cárdenas, Matanzas el 3 de marzo de 1889. Vivió sus primeros años en La Habana, fue alumno de Ricardo de la Torriente, director del semanario humorístico La política cómica y de Leopoldo Romañach. Viajó siendo muy joven a México, donde residió su familia entre 1896 y 1908, especialmente en Yucatán (1906-1908), que dejó un recuerdo imborrable en su personalidad humana y artística.
Massaguer publicó caricaturas personales en el bisemanario yucateco La Campana, en la sección “Gente de casa” y también colaboró en La Arcadia y el Diario Yucateco. Además, en esa etapa dibujó tempranamente a Diego Rivera.
A principios de 1908 regresa a Cuba, se establece en La Habana y comienza a trabajar como ilustrador de béisbol en el periódico El Mundo, a la vez que colaboraba con El Fígaro, Cuba y América, El Tiempo y El Hogar y Letras.
En 1910 fundó Mercurio (su primera agencia de publicidad) y en 1911 el Ateneo de La Habana. Presentó su obra en una célebre exposición en la que aparecerían caricaturizados algunos de los políticos más encumbrados de la época y no pocos personajes de la cultura y las letras del país. La naciente revista Bohemia dedicó varias de sus páginas para reseñar el evento y presentó un retrato hablado del joven Conrado Massaguer. Según la publicación, se trataba Massaguer de…“un joven alegre, que veía la vida… de color de rosa, siempre sonreía, cuidaba con esmero de su aspecto personal y vestía pulcro y a la moda.”
Gráfico, Social y Carteles
En marzo de 1913 publica el primer número de Gráfico (1913-1918). En enero de 1916 lanza la histórica revista mensual Social (1916-1933; 1935-1938), exquisita y lujosa, al mismo tiempo que inaugura los mejores talleres de impresión en la isla, con lo más moderno y avanzado de la tecnología norteamericana y alemana de su época, bajo el nombre de Talleres del Instituto de Artes Gráficas de La Habana, de honrosa memoria y honda huella en el arte insular.
En 1919, Massaguer fundó junto a su hermano Oscar, la revista Carteles (1919-1960), dedicada al cine, teatro y deportes, de ahí su nombre. Esta publicación es un ícono del diseño gráfico en Cuba (especialmente sus portadas).
Autor de una obra prolífica y diversa, su intensa actividad desbordó hacia otros territorios de interés, pues además de sus intereses empresariales en la publicidad comercial, fundó la revista dedicada a los niños titulada Pulgarcito, que logró mantener entre 1919 y 1921.
Comunicador visual por excelencia, en 1921 funda, junto a otros dibujantes, el Primer Salón de Humoristas. Viaja a Nueva York y colabora en numerosas publicaciones. En Francia expone en la Galería Charpentier de París. El King Features Syndicate lo nombró redactor artístico y lo envió a la Liga de las Naciones en Ginebra.
Hombre de ideas preclaras se opuso a la tiranía de Gerardo Machado y tuvo que salir exiliado a los Estados Unidos. Allí recibe la visita de Pablo de la Torriente Brau. Dirige y envía ilustraciones a la revista Social y colabora entre otras con Collier´s, Cosmopolitan y Red Book. Asimismo sus caricaturas y dibujos aparecen en las revistas parisinas Le Rire, París-Montparnasse y Vie; las berlinesas Die Quershnitt y Die Woche, y las madrileñas La Esfera, Mundo Gráfico y Madrid Cómico. De regreso en La Habana continuó su incansable trabajo artístico. Ya por entonces era reconocido entre los grandes de la caricatura mundial.
Labora activamente a favor de la causa antifascista: su obra Doble Nueve fue considerada por la prensa extranjera como la más popular de la Segunda Guerra Mundial. En 1944 es condecorado con la Orden Nacional Carlos Manuel de Céspedes y la Orden Nacional de la Cruz Roja. Posteriormente recibe la Orden Carlos J. Finlay.
Al triunfo de la Revolución publicó dibujos y caricaturas sobre el acontecer del ejército rebelde. Así encontramos las figuras realizadas por él de Camilo, Che y Fidel con la paloma posada sobre uno de los hombros. Publicó su libro ¿Voy bien Camilo?. En 1962 donó 20 álbumes con obras y papelería suyas al Archivo Nacional de Cuba. Más tarde se acogió al retiro.
Falleció a los setenta y seis años de edad, el 8 de octubre de 1965.
Caricaturista
Autor de más de 28 mil caricaturas y dibujos publicitarios, Massaguer generó un estilo muy personal en la caricatura y en la ilustración de acento costumbrista, que lo hace no sólo el cronista visual por antonomasia de aquella «República», sino también una de las figuras más prestigiosas del ámbito gráfico internacional de la época. A su ironía y fino humor, se aviene siempre el trazo preciso, la depurada técnica, incluso en los detalles, generalmente asumidos más en calidad de complemento y caracterización de personajes y escenas, que como mero realce del mensaje visual.
De Massaguer y su obra expresó Juan David, uno de nuestros caricaturistas mayores del pasado siglo: «Personalidad discutida la suya por su obra artística y también por la singular actividad pública. Sin embargo, deja un saldo envidiable, puesto que supo cumplir con el papel que le correspondió representar en la vida… «Massaguer le dio amplitud y jerarquía, porque con él la caricatura dejaba de ser un instrumento para el vilipendio y la hacía intérprete espiritual del hombre y del medio«.
El gran tenor italiano Enrico Caruso dejó por escrito: “Massaguer es un maestro. Y lo digo como caricaturista”, pues el napolitano se preciaba de ser muy buen dibujante. El polémico escritor Ramón Gómez de la Serna no dudó en declarar que el cubano “estaba señalado por el índice de Dios”. Y el filósofo Jorge Mañach, lo definió con un trazo de su pluma certera, como “nuestro más cabal fisonomista”. El Premier británico, Sir Winston Spencer Churchill, reconocía que era “un hábil artista”. En Hollywood, Massaguer fue también amigo de Walt Disney, César Romero y los Hermanos Warner.
Massaguer fue influido por artistas como Charles Dana Gibson y James Montgomery Flagg, y publicaciones como Vanity Fair y The New Yorker. Tanto el cubano como los estadounidenses admiraban a los dibujantes Utamaro, Hokusai, Capiello y Cassandre, pues los tres lograron posesionarse con maestría de ese difícil arte de “simplificar exagerando”, que formaron lo que hoy conocemos como un “estilo modernista”.
Legado
Con los años, pareció palidecer su huella en la caricatura, ilustraciones, periodismo, y como editor, hasta que en el centenario de su natalicio, 1989, fue homenajeado en el Museo Nacional de Bellas Artes con la inauguración de una exposición con algunas de sus obras. En 1998 fue creada la Cátedra de Gráfica Conrado Massaguer, en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Múltiples exposiciones de su obra se han realizado desde entonces, como la del Palacio de los Capitanes Generales en La Habana, hoy Museo de la Ciudad. La Galería de Arte de Cárdenas lleva su nombre.
Conrado Massaguer nos legó una gran obra, que forma parte del patrimonio cultural de Cuba. Es hoy admirado y recordado entre los grandes caricaturistas y dibujantes del siglo XX.
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