El alma del paisaje cubano pintado por Samuel Feijóo.
Autor: Pedro Ramón Pérez Bretos.
En su artículo «La labor editorial de Samuel Feijóo en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (1958-1968)», publicado en la revista Islas ISLAS # 45, María del Carmen Rodríguez Fernández dijo:
«creo que en primer lugar que Samuel Feijóo fue un hombre de su tiempo y de su pueblo, pero sobre todo, eso, muy cercano al pueblo, muy alejado de los estirados y falsos intelectuales que proliferaban en la época en que le tocó vivir, especialmente a partir del triunfo de la Revolución y de su vinculación con la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas»
En 1943 conoció a su gran amigo Robert Altman y junto a Salomón Lerner integró un grupo que tenía como centro la pintura.
Características de su obra:
La Licenciada en Historia (Villa Clara, 1979-) Ana Lilia Lobato Rodríguez en su artículo “El pensamiento crítico sobre la obra plástica de Samuel Feijóo” afirmó:
Al recorrer con la vista sus trazos «nerviosos» parece que vamos a descubrir los secretos de una casa abandonada. La vegetación ha tomado cada escondrijo o ranura en reclamo de su derecho natural. ¿El Homo sapiens cohabita con la naturaleza o el enjambre arbóreo es parte de él? Es incuestionable que para Samuel Feijóo el paisaje cubano representaba una fuente inspiradora inagotable para sus creaciones. Con acierto, a la hora de tratar esa temática recurre a un discurso propio y vanguardista.
y mas adelante.
La obra plástica de Samuel Feijóo se encuentra envuelta en una especie de capa vegetal recreada con la mitología campestre, donde aparecen singulares seres nacidos de la fantasía popular, que no llegan a alcanzar la categoría de dioses, pero que tienen características antropomorfas y zoomorfas, además presentan poderes sobrenaturales. Personajes con apariencia humana, que vienen del más allá, se suman también a los cuentos de aparecidos con un matiz terrorífico.
Sin embargo en los cuadros feijosianos pululan los personajillos simpáticos, donde son sugeridas nuevas texturas visuales, arabescos vegetales, el
predominio de la línea móvil, y una gama de colores apastelados, lo que desemboca en un nuevo aspecto: el mito representado por Feijóo adaptado a su tiempo y a su contexto.
Como espíritu libre e inquieto, cree en la fantasía de la naturaleza. La realidad constituía para él un amplio cosmos de formas y significados interesantes, que se trasmutaban en personajes enamorados del paisaje florecido o en motivos vegetales. (Samuel Feijóo, el poeta de la naturaleza cubana.)
En toda su obra plástica aparece el folclore ancestral de los campos cubanos. En ella encontramos reflejadas madres de agua, güijes, jinetes sin cabezas, sirenas criollas, niños con colmillos grandes y otros animalejos tomados de la mitología nacida en nuestros campos cubanos, la cual se ha preservado por tradición oral.
El poeta Roberto Fernández Retamar, cuando al prologar su libro Dibujos, como presentación de la exposición retrospectiva de dibujos de Feijóo, cuya apertura fue el 21 de julio de 1961 en la Biblioteca Nacional José Martí, se preguntó,
“¿De dónde ha salido este andariego Samuel Feijóo, que, si alguna vez está unos días en La Habana, es para recordarnos que hay en la isla yerbas, bejucos, lomas, árboles y matorrales intrincados?”
e hizo énfasis en el divorcio del creador con el anterior sistema socioeconómico cuando refiere,
«Era lógico pensar que Samuel Feijóo se desentendería siempre de una cultura que no era siquiera cultura de mandarines, sino —salvo raras excepciones— una cultura barniz, de apariencia, de crónica social, como para recordarnos, también la miseria y sin embargo la esperanza y las canciones de los guajiros entre los cuales vivía, como un extraño rey profetizando ese tiempo de justicia que ha llegado con la Revolución»
Asimismo, asevera:
«Este artista que es cubano por los cuatro costados no viene de la pintura cubana, sino directamente del paisaje cubano».
Desde los años 40, se inició en la pintura, que tiene como tema fundamental el paisaje rural. Utiliza con frecuencia la acuarela por considerarla el medio exacto para lograr cómo el mismo expresara la
«transparencias deliciosas del paisaje cubano»,
aunque su obra abarca óleos, temperas, dibujos, aguafuertes, caligramas, monotipias, entre otras técnicas.
Participó en numerosas muestras colectivas, entre ellas 50 Años de la Revista de Avance, en el Museo Nacional de Bellas Artes (Cuba) en 1977; la I Bienal de La Habana en 1984; Künstler aus Kuba, en la Galerie Junge Künstler de Berlin en 1986 y Maestros de la Pintura Cubana, en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño de La Habana en 1991. En 2008 el Museo Nacional de Bellas Artes (Cuba) de Cuba organizó una gran retrospectiva de su obra plástica que, bajo el titulo de “Un sol desconocido Samuel Feijóo”, reunió cincuenta y dos obras de sus diferentes etapas creativas.
Apuntes críticos sobre su pintura:
La exposición “Un sol desconocido…”, motivó a que se escribieran nuevos apuntes críticos sobre la obra plástica feijosiana.
Robert Altmann, entrañable amigo del intelectual cubano, contó sus memorias e impresiones propiciadas por los primeros intercambios en los años cuarenta del pasado siglo. En su crónica «Samuel Feijóo: El transeúnte visionario» el pintor y crítico alemán narró cada detalle de sus conversaciones iniciales, describiendo su acercamiento gradual a un joven artista cubano lleno de entusiasmo, y su trayectoria artística. El paisaje insular, el pueblo y sus mitos, como temáticas esenciales. Señala también la extremada reserva en su rol de artista plástico, el desconocimiento y la falta de comprensión de su obra mostrada por la intelectualidad cubana (hecho que aún continúa), así como su labor promocional con el grupo Pintores y Dibujantes Populares de Las Villas y la fundación de la revista Signos, que marcó el auge en su carrera artístico literaria. La década editorial de Samuel Feijóo.
En un fragmento del artículo de Altmann, expone su criterio personal:
«La vía extraña y profundamente original que iba a seguir el arte gráfico de Feijóo, desligado de toda tradición, de todo estilo, sorprende por su rareza»
También, en el comentario «Samuel Feijóo en retrospectiva. Notas para una exposición», el intelectual Roberto Cobas Amate valora la importancia de las muestras retrospectivas para el público y la crítica. Considera la obra de Feijóo como objeto referencial que se inserta en el modernismo insular, por su abigarrada composición y vivaz colorido y señala las posibles
«coincidencias atractivas»
de contactos o nexos con pintores que marcaron hitos en la vanguardia cubana: René Portocarrero y Mariano Rodríguez. Analiza la personalidad evasiva de Feijóo en el mundo de la plástica y su posterior evolución creativa tras el segundo lustro de los años cuarenta, en que se encamina a lo
«vernáculo nacional con una dosis de humor criollo»
Al indagar en los temas usuales de Feijóo, Cobas Amate realiza una aclaración esencial, que define al pensador silvestre como artista innovador y genuino cuando menciona:
«Es importante resaltar que la pintura de Feijóo, aun siendo de origen autodidacta, oscila entre la inteligente integración entre lo culto y lo popular.
Por tal motivo no se le debe confundir en absoluto con un artista naif»
En este recorrido por los apuntes críticos sobre la creación plástica de Samuel Feijóo es importante mencionar los trabajos de Virgilio López Lemus, poeta, investigador y crítico, que ha dedicado gran parte de sus estudios a la obra literaria feijosiana. Es esencial subrayar el profundo conocimiento de López Lemus sobre esta arista creativa, por sus intercambios personales con Feijóo, que le permitieron acceder a su obra plástica y a numerosos datos biográficos del multifacético creador cubano.
López Lemus se apoya fundamentalmente en la crítica moderna, pues toma el objeto artístico como punto de atención y se convierte en una especie de intérprete para develar sus aspectos ocultos.
De esta forma se puede afirmar que se forma un círculo hermenéutico a partir de la profundización en la polifacética labor de Feijóo y de percibir su creación como un todo sin establecer fronteras delimitadas. Además se basa también en los conceptos de la semiótica para leer los códigos del discurso plástico.
En su comentario «Samuel Feijóo: pintura, metáfora y metapoesía», que figuró como palabras al catálogo de la exposición «Un sol desconocido» expresó:
Samuel Feijóo, persigue como objetivos promocionar, legitimar y orientar al público sobre la propuesta de esta personalidad de la cultura cubana, que fue poeta, novelista, narrador (Samuel Feijóo, el escritor. “La obra mantiene la existencia»), promotor cultural, folclorista, dibujante, pintor y escultor.
Por otro lado describe y valora el interés por la paisajística, definiendo a Feijóo como
«el mayor poeta de la naturaleza cubana […] el gran pintor del paisaje […] davinciano surrealista tropical».
no duda en tomar la pluma o el pincel, pues para él las dos cosas son necesarias.
Con ello advertimos que lo percibe como un artista en mayúscula, un creador integral ( La década editorial de Samuel Feijóo.).
De la misma forma declara el error que constituye encasillarlo como naif,
ya que su ingenuidad solo es un pretexto, un juego con los colores; pero ello no quiere decir que desconozca los fundamentos del diseño o la teoría del color.
Bibliografía:
Virgilio López Lemus, «Samuel Feijóo: pintura, metáfora y metapoesía», que figuró como palabras al catálogo de la exposición «Un sol desconocido» expresó: Revista Islas # 45 enero-Marzo del 2003.
Ana Lilia Lobato Rodríguez El pensamiento crítico sobre la obra plástica de Samuel Feijóo. Revista Signos # 62 julio-diciembre del 2011.
Roberto Fernández Retamar : «Samuel Feijóo: entrada a su pinturería», en Samuel Feijóo. Dibujos, Consejo Nacional de Cultura, Ministerio de Educación. La Habana 1961.
Robert Altmann: «Samuel Feijóo: El transeúnte visionario», en Un sol desconocido. Samuel Feijóo, Museo Nacional de Bellas Artes, Ciudad de La Habana, 2008.
Roberto Cobas Amate: «Samuel Feijóo en retrospectiva. Notas para una exposición», en Un sol desconocido. Samuel Feijóo, Museo Nacional de Bellas Artes, Ciudad de La Habana, 2008.
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