Aparece La Revista Cubana, continuadora de la Revista de Cuba
En la tipografía de Soler, Álvarez y Cía., en La Habana, en esta fecha ve la luz el primer número de La Revista Cubana, semanario mensual de Ciencias, Filosofías y Bellas Artes; dirigido por el ilustre pedagogo y político Enrique José Varona (1849-1933).
En el primer número, su director expresó cual sería el propósito de la nueva publicación: «La Revista Cubana será meramente la continuación de la «Revista de Cuba». La inspiran los mismos propósitos y cuenta con los mismos medios intelectuales y materiales. Presentar un cuadro tan fiel como nos sea posible del estado de nuestra cultura, brindando campo neutral a todas las opiniones y todas las escuelas, mientras se sustenten con elevación y mesura, y recoger cuidadosamente los testimonios y documentos que acreditan los esfuerzos perseverantes de los que nos han precedido y enseñado, para conservar de esta suerte siempre vivo el sentimiento cubano contra los desfallecimientos de la hora presente y ante las seducciones falaces de un incierto porvenir, es el primero de sus fines. Mantener en comunicación constante el espíritu de nuestra juventud estudiosa con las ideas y aspiraciones del mundo moderno, en las elevadas esferas de la ciencia, la filosofía y el derecho, brindándole por medio de la exposición o de la crítica cuanto en el orden de la experiencia y de la especulación se elabora en los pueblos donde la vida de la inteligencia es más activa, será su otra tendencia preferente. Quiere ser así el resumen de cuanto sabemos, y el indicador de cuanto nos falta por saber´´.
En sus páginas se publicaron ensayos y artículos de diverso carácter (literario, histórico, ciencias, etcétera). Tuvo varias secciones fijas como «Notas bibliográficas», que comentaba los últimos libros aparecidos tanto en Europa como en América; «Misceláneas», que daba breves noticias literarias, científicas e históricas, reseñaba actos y conferencias, etcétera, y «Notas editoriales», con trabajos también de carácter científico o literario.
Entre los numerosos colaboradores de la revista se destacan los periodistas Enrique Piñeyro, Manuel Sanguily, el bibliógrafo Antonio Bachiller y Morales, el poeta Esteban Borrero Echeverría, el periodista y bibliógrafo Domingo Figarola-Caneda, el político Rafael Montoro y los novelistas Ramón Meza y Martín Morúa Delgado. Aparecieron en total veinte volúmenes (cada uno de ellos agrupados en un semestre). Dejó de publicarse en junio de 1895.