Fundación del Instituto del Libro. Parte I

Autor: Pedro Ramón Pérez Bretos.

Logotipo del Instituto del Libro.

El 27 de abril de 1967 fue fundado el Instituto del Libro (IL) bajo el amparo de la Ley 1203. Su objetivo era, crear una organización en sistema, partiendo de las distintas partes componentes del proceso del libro, empezando por la selección de un título hasta su comercialización en la isla de Cuba y en el exterior.

Se mantuvo la publicación de obras de textos para la enseñanza general y universitaria, que desde 1965 realizaba Ediciones R y, al mismo tiempo, se comenzaron a imprimir libros en variadas disciplinas, entre ellas arte y literatura.

Montañas de libros.

Según expone Rolando Rodríguez (Génesis y Desarrollo del Instituto Cubano del Libro) en 1966, Fidel Castro, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, le dijo que debía replantearse el sistema del libro para que se manifestaran todas sus posibilidades, de acuerdo a las demandas que iban creciendo a velocidad vertiginosa. Le manifestó que debía crearse, un Instituto del Libro y le encomendó la tarea de estudiar su constitución.

Cuando el Comandante comprendió que a él le era difícil simultanear las tareas de la dirección del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana y la constitución del Instituto le preguntó: «¿Quién puede quedarse aquí en Filosofía por ti?», y la respuesta de Rolando fue “Mi subdirector Fernando Martínez”.

Fidel puso en las manos de Rolando, la posibilidad de hacer que se cumpliese el sueño de que los cubanos leyesen y él emprendió con pasión la tarea del Instituto.

Empezó a estudiar todos los factores que le darían paso y concluyó que había que integrarlos; tomó las riendas directas del sistema editorial y lo re-encauzó, incorporó las imprentas dedicadas a hacer libros y revistas y el comercio del libro, tanto las librerías como la importación y exportación de obras. Así se constituyó el Instituto, que, como afirma Rolando:

“para ejemplo del mundo, llegó a tener rango en Cuba de organismo de la administración central del Estado.”

En esos términos se aprobó la ley que creaba el Instituto. Al mismo tiempo, Rolando Martínez fue designado su director general.

En el lugar más alto de la política editorial de Fidel Castro estaba la edición de libros de texto, tanto para las universidades como para la enseñanza general, pero había otros factores que debían redondearla. Rolando los definió en unos pocos trazos: promoción de un lector, libros para desarrollar una cultura elevada en sus más diversos terrenos y muy accesibles en precio, tiradas abundantes, puerta ancha para la edición de las obras de los escritores cubanos de antes y ahora, y una política descolonizadora en la literatura, o sea, publicar no sólo las obras del occidente desarrollado, sino también las del Tercer Mundo. Igualmente se debía trabajar para formar al lector del futuro, los niños y jóvenes.

Tenía ante sí, el reto de promover la edición de obras de la ciencia y la técnica de los investigadores cubanos, ese nuevo mundo hacia donde marchaba nuestro país y que, además, servirían de acicate para impulsar nuevas formaciones en ese terreno.

Las editoriales.

El sistema editorial se reformó a partir de un orden temático y se crearon lo que entonces se denominaron series o núcleos editoriales correspondientes a los distintos géneros y materias. En esa tarea tomaron parte uno de los subdirectores generales del Instituto, Miguel Rodríguez Varela, y el director de editoriales, Pedro Juan Rodríguez, dos de los pilares de aquella institución, que adoptó entonces más o menos su forma definitiva y la estructura interna que con alguna que otra diferencia tienen hoy. De esa forma se establecieron las editoriales:

Editorial Arte y Literatura, que existe desde 1959, año de la entrada de Cuba a la modernidad ha ganado suficiente experiencia –aunque nunca sea suficiente— para realizar o empezar a consolidar una obra. La editorial Arte y Literatura durante cincuenta años ha mantenido su lema “lo mejor del arte y la literatura universales” publicando siempre lo mejor, aunque aún faltan algunos nombres importantes. Pero no es menos cierto que las obras más representativas de la literatura, de veras universal, han sido publicadas a pesar de períodos especiales, malas y buenas políticas editoriales del momento.

Editorial Ciencias Sociales, que desde hace más de 40 años divulga todo lo relacionado con la política, la sociología, la historia, la filosofía y el resto de las ciencias humanas. Publica importantes obras sobre temas tan disímiles como economía, política, historia, filosofía, derecho, etnología, lingüística, sociología y psicología social, muchas de ellas organizadas en colecciones como «Biografía», «Literatura de campaña», «Biblioteca marxista», entre otros.

Editorial Pueblo y Educación, dedicada a la publicación de libros de texto de los diferentes niveles y modalidades de enseñanza existentes en Cuba. Cuenta además entre su producción con diversas publicaciones de diversas temáticas, entre ellas se encuentra la producción de obras de literatura infantil y juvenil, cuyo objetivo primordial es engrosar los fondos de las bibliotecas escolares. Con estas ediciones, los estudiantes tienen a su alcance literatura complementaria, entretenida e instructiva que continúa enriqueciendo su universo cultural, la formación de valores y el hábito de la lectura.

El Semanario Orbe, Tiene un formato tabloide, de 16 páginas, en las que se incluyen, entre otras secciones, En la Semana, Comentarios, Economía, Variedades, Cultura, Ciencia y Técnica y Deportes, con opiniones, entrevistas y reportajes de distintos puntos de la geografía mundial y circula en Cuba, México, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y El Salvador.Es el órgano de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina (PL) tiene entre sus prioridades el acontecer noticioso latinoamericano y en especial del proyecto emancipador cubano. Una de sus más importantes publicaciones periódicas.

Editorial Gente Nueva, la editorial que desde 1967 se especializa en la publicación de libros para niños, adolescentes y jóvenes, de autores cubanos y extranjeros, tanto clásicos como contemporáneos. Desde 1972 organiza anualmente el Premio Siglo de Oro, uno de los más importantes de su tipo en el país, para promover la obra de los noveles escritores cubanos. Organiza el Pabellón Infantil en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Con una veintena de colecciones, intenta poner en manos de su público una obra de contrastada calidad, y de cuidada edición y diseño, que sirve también de apoyo a los currículos escolares y contribuye a incrementar los hábitos lectores de los más jóvenes.

Editorial Letras Cubanas, que publica las obras que surgieron de los orígenes de la nacionalidad cubana, pasando por el período republicano, hasta la producción del creciente movimiento creativo patrocinado por las instituciones cubanas, y también el que se ha desarrollado en otras partes del mundo, sin perder su vínculo de vida con Cuba. Ha asumido la tarea de dar a conocer lo más valioso de la literatura y el arte cubanos, tanto a través de títulos de ficción, en todos sus géneros, como en ensayos en su espectro temático más amplio, así como a través de libros de arte; y contribuye así a establecer cuáles son los máximos exponentes del patrimonio cultural de Cuba.

La ayuda a editoriales ya creadas.

También se ayudó al desarrollo del importante trabajo que había hecho Casa de las Américas, mediante sus ediciones, Casa, que cuenta con doce colecciones, folletines y más de novecientos títulos publicados, dedicadas a la literatura de América Latina y a las Ediciones Unión, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), especializada en la publicación de libros y revistas, que recogen la obra creativa actual de los autores profesionales cubanos asociados a la Institución, sin descartar figuras destacadas de la literatura cubana que, por su importancia en la historia de las letras, merecen ser reeditados con frecuencia.

Un elemento esencial resultó también la organización del comercio del libro y su importación y exportación. Igualmente, se le dio solidez al aparato económico y logístico que respaldara las tareas. Esta labor estuvo a cargo de otro de los pilares del ICL, el subdirector general René Roca.

Resultados obtenidos hasta 1980.

El resultado obtenido, en esos cuatro primeros años fue la edición de más de tres mil títulos de autores cubanos.  Cumpliendo así el compromiso con la cultura cubana y sus más genuinas manifestaciones artísticas, siguiendo una política editorial siempre al rescate de elementos medulares de nuestra nacionalidad y tradiciones revolucionarias, que después de tantos años de penetración imperialista se hallaban a veces relegadas al olvido.

Una meta lograda en esta tarea lo constituyó la Colección Centenario, que comenzó su singladura al arribar al centenario del Grito de La Demajagua. Las reediciones de obras de Máximo Gómez, Manuel de la Cruz, Fernando Figueredo, José Miró Argenter, Bernabé Boza, Enrique Collazo, James O’Kelly y muchas otras, contribuyeron a familiarizar a nuestro pueblo con la gran literatura de campaña cubana. Realmente puede decirse que se creó tal fiebre de lectura para conocer los episodios de nuestra epopeya independentista, que todo el mundo comenzó a leerlas. Un clima que resultó tan fértil que, puede afirmarse, contribuyó a inflamar la imaginación de nuestros cineastas y dio origen a una filmografía muy interesante, muy nuestra.

Para continuar con la idea de entregar herramientas para la formación de nuestra nacionalidad se crearon, entre otras colecciones, Palabra de Cuba, que ofreció hasta 1980 o salieron con posterioridad, obras de Varela, Saco, Varona, Ignacio Agramonte, Luz y Caballero, Sanguily y Roa, por citar algunas, sin contar los tomos que ya se preparaban en el año apuntado, con los escritos de Carlos Manuel de Céspedes, recopilación de Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo, y los tres de Letra con filo, las obras de Carlos Rafael Rodríguez, publicados en colaboración con la UNEAC.

Entre las ediciones más importantes estuvieron desde el principio, las obras y discursos de Fidel. Entre ellas La historia me absolverá, que recibió ediciones muy bellas en español y otros idiomas. La colección de pequeño formato de sus discursos e intervenciones más trascendentes comenzó a imprimirse, por igual en diversas lenguas.

Bibliografía:

RODRÍGUEZ, ROLANDO (2001): “Génesis y desarrollo del Instituto Cubano del Libro

(1965-1980): Memoria y reflexión”, en Debates Americanos, no.11, pp. 65-80,

ene.-dic., La Habana.

Patria libros.

Editorial Arte y Literatura. (2024, febrero 4). Ecu Red, Consultado el 19:31, octubre 15, 202

Patria Libros.

INDUSTRIA EDITORIAL CUBANA: EVOLUCIÓN Y DESARROLLO

Jacqueline Laguardia Martínez. University of the West Indies. St. Agustine.

EDI-RED

Cira Romero: Semblanza de INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Claustrofobias.

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