Breve Historia del Cartel en Cuba: La República (1902-1930)
Autora: Ivón Muñoz Fernández
Las primeras propuestas de carteles, realizadas en las dos primeras décadas del siglo XX, reflejaron aspectos de la actividad comercial y la vida artística-cultural. En este periodo al diseño gráfico del cartel se le incorporaron elementos y configuraciones artísticas de las influencias de las vanguardias pictóricas, como: art noveau, art deco y el cubismo. Para 1902, cuando nace la República, muchas de las principales empresas de Estados Unidos ya se habían “posicionado” en Cuba. El auge de la publicidad fue proporcional al crecimiento de los negocios. La prensa escrita o la radio constituyeron un fenómeno comunicativo en el cual las principales firmas insertaron su publicidad y algunas compañías especializadas en la fabricación de carteles y vallas publicitarias se instalaron en La Habana.
Comienzan a destacar artistas de la plástica y dibujantes publicitarios de la talla de Jaime Valls (1883-1955), Armando Maribona (1894-1964), Conrado W. Massaguer (1889-1965), Rafael Blanco (1885-1955) y Enrique García Cabrera (1893-1949). La vinculación de esos artistas de la plástica a la actividad gráfica, abarcó también la ilustración de anuncios insertados en periódicos, revistas y la nueva maravilla: el cinematógrafo. Los empresarios Santos y Artigas (Pablo Santos y Orihuela (1880-1959) y Jesús Artigas y Artigas (1882-¿?) fundadores de Cuba Cinematográfica, utilizaban como logo, el dibujo de una figura femenina esbozada con trazos estilizados de perfección y originalidad. Los primeros carteles cinematográficos y teatrales, en los que regularmente destacaban, el título y rostro del o los protagonistas principales, estuvieron dotados de una facultad de particular características que los hicieron atractivos e imaginativos, logrando cautivar la atención del público.

Foto tomada de Internet
Los carteles vinculados con el comercio, se generaban por concursos patrocinados por productores y comerciantes nacionales. Consistían en pinturas o dibujos del producto en venta acompañadas con textos. En ese periodo sobresalen entonces, los de mejor efectividad en anunciar sus informaciones al público.
Es el caso de la cerveza Tropical, los almacenes Fin de Siglo y la tienda El Encanto, que utilizaban trabajos publicitarios llamativos. Sus mensajes con un estilo de persuasión sencillo y un texto sobrio rozaban lo meramente informativo. En la década de 1910 comienza a utilizarse la promoción visual de productos comerciales. En los altos del antiguo Hotel Telégrafo fue colocado en 1910 por la cervecería Tropical una gran valla con bombillos de formaban la bandera cubana, y posteriormente en 1912, el artista y diseñador Jaime Valls instaló otro sobre el Café Alemán (donde en la actualidad está el Hotel Parque Central) para anunciar una marca de anís. El propio Valls y Enrique García Cabrera se inclinaron por el modernismo y aunque lo aceptaron más por su condición de pintores que de gráficos plasmaron a través del cartel sus inquietudes sociales y estéticas. Ambos a través del art-nouveau y el art-deco se manifestaron por el rescate de la identidad nacional.

Cartel de la cerveza La Tropical. Foto tomada de Internet
Un hito para las artes gráficas en el país y la América Latina en general, lo constituyó la introducción en 1917, gracias a los empeños del dibujante Conrado Massaguer, de la primera planta fotolitográfica. De esta manera se iniciaba la reproducción en mayor cantidades de carteles en el sistema de impresión en offset, siendo uno de los primeros el del Salón de Bellas Artes, su inmediata propagación en contraste con el diseño urbanísticos en estantes y vidrieras de tiendas, edificios públicos y principales calles; con sus intensos colores y ricos en matices favoreció el anunciar los productos de supermercados y tiendas por departamentos.
También en estos años irrumpen anuncios de prensas, carteles turísticos, postales, cubiertas de revistas, todas concebidas para vender la imagen de la Isla como destino turístico e incrementar los visitantes extranjeros, en particular los procedentes de Estados Unidos. Los visitantes estadounidenses solían encontrar facilidades para el juego y la prostitución en La Habana, en bares como el Floridita y el Sloppy Joe´s y los hoteles Inglaterra y Ambos Mundos. Carteles y anuncios reflejaron la figura femenina representada con un vestuario provocativo para dejar descubiertos muslos y pechos, exageradas caderas y una sexualidad expresiva en posturas eróticas, todo con el fin de atraer al público, mayoritariamente masculino. Figuras de prestigio y ética profesional como: Enrique García Cabrera y Rafael Lillo (¿?–¿?) manifestaron su oposición a tales malas interpretaciones del arte publicitario.
Los carteles de las campañas electorales, conocidos como pasquines reproducidos hasta 1920 en sistemas de reproducción directa y litográfica posteriormente en offset y desde 1940 en serigrafía, aunque por su subordinación a las campañas demagógicas de propaganda de las elecciones de las agrupaciones y partidos políticos fueron incluidos en los denominados políticos; por su sometimiento a los procedimientos empleados como: manipulación de los sentimientos de las personas y explotación de sus necesidades, estos estuvieron al mismo nivel de los empleados en la publicidad comercial.
Años 30
En los primeros años de la década del treinta, se presentaron carteles impresos en litografía. Para entonces aun las mayores partes de las propuestas, carecían de perspectivas, del segundo plano, del sentido de profundidad y de imágenes sintetizadoras.

Cartel cinematográfico de la primera película silente producida en Cuba (1929). Debajo del título, entre paréntesis y en menor tamaño, aparece el título del filme traducido al inglés: The Poison of the Kiss. Foto tomada de Internet

Anuncio publicitario de la película cubana. Foto tomada de Internet
El 8 de marzo de 1935 constituye una fecha de vital importancia: se constituye legalmente la Asociación de Anunciantes de Cuba (AAC), organización pionera y de mucha influencia en el desarrollo de la actividad publicitaria en la Isla. Su estructura fundacional refleja gran participación de las firmas norteamericanas. Entre los miembros fundadores se encuentran representantes de la United Fruit Company, de la Cuban Electric Company, de Max Factor Co., de Sinclair Cuba Oil Co., de Crusellas y Cía., de Ward Line, de la Westinghouse Electric Co. of Cuba, de Sabatés, S.A., de la General Electric Co. of Cuba y del National City Bank of New York entre otras. Esta organización, además de proteger a los anunciantes contra las exigencias de los medios y otros sectores de la sociedad, creó un ambiente publicitario en Cuba hasta entonces inexistente y generalizó entre los mismos anunciantes el valor de la publicidad. Factores sin los cuales no se hubiera realizado el progreso que tuvo esa actividad en las décadas siguientes. Posteriormente, la fundación de la Asociación de Agencias de Anuncios (AA) Ejerció el periodismo en rotativos como El Mundo y Juventud Nacionalista, y colaboró con notables revistas culturales, entre ellas Bohemia, Carteles y Orígenes) y de la Asociación Nacional de Profesionales Publicitarios (ANPP) reforzó la institucionalidad de la actividad publicitaria en la Isla. Dos años después, reflejo del nivel alcanzado en el incremento de la publicidad comercial, la Asociación de Anunciantes de Cuba (ACC) celebró el Primer Concurso Nacional de Anuncios Cubanos y en carteles comerciales los del jabón Camay y el ron Bacardí obtuvieron el gran premio de honor y medalla de oro.


Carteles comerciales del Ron Bacardí. Foto tomada de Internet
Para entonces el cubismo es acogido por artistas que le imprimieron al arte de la ilustración la atmósfera de impacto visual creando el camino para la vigorización, en años posteriores, del diseño gráfico del cartel y del profesional en esta especialidad. Entre las importantes figuras del mundo artístico que con la aportación de bocetos de carteles vinculados a las actividades festivas, turismo y culturales se manifestaron a favor de esa influencia artística, estuvieron los pintores, Enrique Caravia (1905-1992); que en 1938 conquistó el premio en un concurso de carteles de turismo, con el cartel February Fiestas; para cautivar visitantes norteamericanos y también aportó un diseño para la primera Feria del Libro de La Habana; y Mario Carreño (1913-1999) que en 1937 realizó varios carteles para el carnaval, como el de: Fiestas Havana; así como el de una Feria Comercial de Boyeros y diez años después el Pan American World Airways.

Cartel de Enrique Caravia. Foto tomada de Internet

Cartel de Mario Carreño. Foto tomada de Internet
BIBLIOGRAFÍA:
Ver artículo https://prezi.com/bpmp1r7be_lj/historia-del-diseno-en-cuba/
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