Mediodía, una revista selecta
En junio de 1936 veía la luz en La Habana, la Revista Mensual Mediodía. Dirigida por el poeta Nicolás Guillén (1902-1989), contó con el intelectual Carlos Rafael Rodríguez (1913-1997) como subdirector y un comité editorial compuesto por el mismo Nicolás Guillén, Carlos Rafael Rodríguez, la escritora Aurora Villar Buceta (1907-1981), el poeta Ángel I. Augier (1910-2010), la pedagoga Edith García Buchaca, el narrador Carlos Montenegro (1900-1981), el pintor Jorge Rigol (1910-1991) y el historiador José Antonio Portuondo (1911-1996). A partir del número 2 Juan Marinello pasó a formar parte del grupo editor.
La revista por dentro
Mediodía se imprimía en los talleres de la calle Cuba, número 93. La portada del primer número estuvo a cargo de Jorge Rigol, tenía un precio de 10 centavos, 20 páginas de un buen papel, blanco, grueso y dimensiones de 10 x 13.5 pulgadas. Anunciaba sus intenciones al final de un artículo de Juan Marinello, en la página 5, de la siguiente forma:
Mediodía se imprimía en los talleres de la calle Cuba, número 93. La portada del primer número estuvo a cargo de Jorge Rigol, tenía un precio de 10 centavos, 20 páginas de un buen papel, blanco, grueso y dimensiones de 10 x 13.5 pulgadas. Anunciaba sus intenciones al final de un artículo de Juan Marinello, en la página 5, de la siguiente forma:
“Mediodía no es una empresa de entretenimiento artístico. Sus editores están enterados del papel social que todo arte cumple, aunque ese efecto quede sin percibir. Y advertidos de ello se disponen a que esa función pública tenga en nuestras páginas un destino profundamente humano, y sea leal a las circunstancias peculiares de Cuba. Cree Mediodía que el pensamiento debe inexorablemente, estar a contribución de la vida y participar en las contiendas históricas de nuestro tiempo. Como el intento de acomodar el arte al servicio de lo humano no está reñido con el rigor estético, Mediodía pretende ejercer una vigilancia sobre sus colaboraciones que mantenga a la revista en un tono de excelencia literaria y artística. Pulcritud sin narcisismo, acercamiento al mayor número de lectores, pero sin ese halago de vulgaridad, que es innecesario y que tan habitualmente se utiliza entre nosotros”.

Era común que el sumario de los artículos que contenía cada número, apareciera en la portada. Se buscaban colores diferentes para diferenciarlas e incluían una ilustración a tono con la fecha de emisión o los sucesos de actualidad. A partir del número 5 dicha ilustración estuvo siempre a cargo de uno de los grandes de nuestra plástica: el profesor, humorista gráfico, ilustrador, pintor y caricaturista de izquierda José Cecilio Hernández Cárdenas, conocido como «Her Car«, que mantuvo durante toda su vida una postura consecuente con los principios revolucionarios. Fue de los pioneros en hacer caricatura política que criticaba abiertamente al imperialismo norteamericano.
Otros grandes de las artes plásticas cubanas también colaboraron en sus ilustraciones: Domingo Ravenet, Luis Martínez Pedro, Juan David, Carlos Enríquez, Julio Girona, Antonio Gattorno.
Mediodía se definía como una revista literaria pero comprometida con la sociedad cubana y sus peculiares circunstancias. Sus páginas sentaron el precedente de otras del género que aparecerían después como Orígenes, etc. de incorporar pequeñas imágenes en sus textos, salidas de la mano de los mejores pintores del momento.
En sus páginas aparecieron cuentos, poesías, crítica literaria, trabajos sobre teoría de la literatura, historia y arte. La revista contó con tres secciones fijas: Noticias, que reflejaba las últimas actividades culturales; Libro, donde se reseñaban los últimos libros aparecidos, tanto en Cuba como en el extranjero, y Revistas, que comentaba las publicaciones periódicas, cubanas o no, que veían la luz. Mantuvo una sección dedicada a realizar comentarios cinematográficos, Tablas y pantalla, y en ocasiones una página deportiva.
Los cuatro primeros números de la revista fueron dedicados casi en su totalidad a tratar cuestiones literarias.
Después de la salida del tercer número, cesó su publicación; reapareciendo en diciembre. En dicho número se insertó un artículo en la página 15, titulado Silencio de Mediodía, en el cual se explicaba los motivos sobre su ausencia:
“Mediodía” debe una explicación a sus amigos por el continuado silencio en que permaneció después de su tercer número. Aunque, tal vez, solo la necesiten nuestros lectores del extranjero, menos enterados de las contingencias que le han salido al pasa a ésta revista.
La detención de Nicolás Guillén y la acusación al resto de los editores particularmente Carlos Montenegro de “pornografía y propaganda subversiva” a causa de haberse insertado en nuestro último número “El Baile del Guanajo” quedaron felizmente disuelta en el Tribunal de Urgencia, que se vió obligado a desestimar tales imputaciones. Ellas sirvieron sólo para poner de relieve la acogida cordial que “Mediodía” ha tenido en Cuba y afuera. En cuanto a la excelencia literaria y humana del capítulo de Montenegro, basta decir que ha sido reproducido por la revista “Pan” entre las narraciones más destacadas del mes, publicadas por las revistas de todo el mundo.
Esos incidentes han ocasionado el retraso de “Mediodía”, originando a la vez la alteración de su antiguo formato. Ante la alternativa de abandonar su publicación o suprimir algo de su aspecto formal, los editores han preferido lo último, fieles a su convicción de que el arte tiene una función social e histórica que es la que le confiere su más alto rango.
“Mediodía” aprovecha su nueva salida para dirigir un saludo a todos los escritores y artistas de América y del mundo”.
A partir de enero de 1937 la publicación registró cambios sustanciales. Para acercarse a las masas se determinó cambiar su formato a uno menos literario y elegante: se hacía un poco mayor, 10 x 14 pulgadas, usaba un papel más barato, el típico de los periódicos, y con un precio de 5 centavos.
El subtítulo de Revista Mensual pasó a Decenario Popular. Así se mantuvo hasta el número 23, de Julio 6 de 1937, en que pasó a usar el subtítulo de Semanario Popular. Con ese formato y sin fallar fecha alguna apareció invariablemente hasta finales de 1938.
Se comenzaron a tratar asuntos referentes a la política, tanto nacional como internacional, aunque sin abandonar lo literario y artístico. Comenzaron a aparecer, en cada número, editoriales en los que se reflejaba la difícil situación del país, la crisis económica, las luchas obreras y estudiantiles, etcétera.
Fuente de información durante la Guerra Civil Española
Durante la guerra civil española, Mediodía fue constante fuente de información y publicó con particular interés entrevistas y colaboraciones de distinguidos intelectuales españoles como Rafael Alberti, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, envueltos en el proceso político que sufría su patria. Las sesiones del Congreso de Escritores Antifascistas, celebrado en Valencia en los primeros días de julio de 1937, y al cual asistió Guillén como delegado, entre otros intelectuales cubanos, también fueron reflejadas en sus páginas. Demandas obreras, actos sindicales y en general cualquier actividad que implicara la reivindicación de los trabajadores, la defensa de la patria contra los intereses extranjeros, encontraron en Mediodía eco inmediato.
Colaboradores
Fueron colaboradores en esta etapa Fernando Ortiz, Emilio Roig de Leuchsenring, Jorge Mañach, Loló de la Torriente, Mirta Aguire, José Z. Tallet, José Luciano Franco, José Antonio Ramos, Salvador García Agüero, Manuel Bisbé, Alejo Carpentier, Enrique Serpa, Luis Amado Blanco, Félix Pita Rodríguez, Salvador Massip, Gustavo Aldereguía y muchos más. Figuras políticas como Blas Roca y Lázaro Peña escribieron ocasionalmente en sus páginas.
Entre los intelectuales extranjeros que colaboraron figuran Aníbal Ponce, ensayista, argentino; Miguel Otero Silva, escritor y humorista venezolano; y el poeta, novelista y columnista estadounidense Langston Hughes.
La publicación se suspendió a principios de 1939 por haberse consolidado ya la situación del diario Noticias de Hoy.
Mediodía fue una gran revista. Lo más selecto de nuestro mundo intelectual de entonces se unió para editar un órgano esclarecedor y combativo que llegara a las masas.
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