Juan Francisco Sariol: Una vida dedicada a la imprenta

Juan Francisco Sariol Carrión nació en San Luis, Oriente, el 13 de junio de 1888. A los siete años, su familia se trasladó a Santiago de Cuba, donde realizó estudios en una escuela pública y en el colegio privado San Severino, a cambio de diferentes servicios, como el de repartir el semanario El Noticioso Cubano.

Problemas económicos lo obligan a abandonar los estudios, iniciándose como cajero en el periódico La Defensa en Santiago de Cuba. Posteriormente, entraría como aprendiz en el taller tipográfico de Luis Lamarque, lo que,  le permitió participar en ediciones de la Revista Jurídico Notarial. El joven Sariol seguiría cultivándose de forma autodidacta. 

Posteriormente, Max Henríquez Ureña (1885-1968), reconocido escritor, poeta, profesor y diplomático dominicano , lo atrajo a su revista Cuba Literaria y le dio a conocer los originales de importantes obras del momento, entre ellas el ensayo Ariel, del escritor uruguayo José Enrique Rodó, que fue un libro decisivo en la formación de su personalidad creadora.

También repartió El Estímulo, del poeta José Manuel Poveda (1888-1926), y fundó la revista El Pensil (1907), dejando ver a un hombre de ideas y una progresión literaria interesante. Parte hacia La Habana con el propósito de perfeccionar sus conocimientos tipográficos, ingresando como aprendiz en los talleres de La Moderna Poesía, pero fracasan sus proyectos y se radicó en Guanajay, Pinar del Río, donde trabajó en los periódicos El Vigilante y La Libertad. 

Regresó en 1909 a Santiago de Cuba y reanudó la publicación de El Pensil, revista que aglutinó a un grupo de jóvenes escritores con preocupaciones renovadoras en el campo literario.  Al año siguiente, cambió el nombre de la publicación a Renacimiento, que continuó apareciendo con las mismas características e igual periodicidad. Sin embargo, la revista cesó su publicación debido a problemas económicos.

En 1911 decidió asentarse en Manzanillo, ciudad que le recibió y adoptó como a uno de sus hijos. En la ciudad, asumió bajo su responsabilidad la imprenta El Arte y fundó La Defensa. Y en 1912, publica la prestigiosa revista Orto, en la que colaboraron relevantes intelectuales de Cuba y otros países de América Latina. Orto fue una publicación que vivió durante 45 años desde el primer número, el 7 de enero de 1912, hasta el último de diciembre de 1957, y fue «fiel exponente, portavoz y órgano de la cultura» en Manzanillo.

Para 1921, Sariol era un importantísimo mecenas de la cultura literaria en Manzanillo. En torno a su figura se formó un Grupo Literario (4 de septiembre de 1921), cuyos aportes fueron de indiscutible importancia para la literatura cubana. 

Fervoroso martiano, desde su imprenta concibió el ambicioso proyecto editorial Biblioteca Martí, encaminado a difundir la literatura y la obra martiana, que, al estar impresa, era de más fácil acceso a la población. La génesis de esta idea nació en las páginas de Orto, donde el propio Sariol escribió varios artículos sobre el pensamiento martiano. Era conocido que, cuando un niño iba a solicitar un obsequio a la imprenta, tenían que ir con un pensamiento o un verso del Apóstol.

Además, concibió, junto a junto a otros escritores del Grupo Literario de Manzanillo, celebrar la NocheBuena Martiana, también, conocida como Natividad Martiana, una de las variadas formas en las que se dedicó a preservar el pensamiento y la obra del Maestro (27 de enero de 1926-1961), devenida en Cena Martiana y que, a partir de 2007 se ha convertido en Vigilia Martiana, con la que los manzanilleros esperan cada año el advenimiento del cumpleaños del más genial y universal de los cubanos.

No solo fue un excelente editor y articulista, sino un notable escritor. Entre sus libros se encuentran Zumo (1935) y Juguetería de Ensueño (1966),  obras de poesía, y textos narrativos como La muerte de Weyler (1931), compuesta por diez narraciones y una parte denominada Retazos (cinco en total), y Barrabás (1948), integrada por ocho cuentos y tres skeches. Ambos libros evidencian el compromiso social  de Sariol con su pueblo, ya que en sus cuentos predomina en sentido general, la nota social. Y la preocupación por plasmar ambientes y personajes extraídos de la realidad circundante, donde los contrastes sociales eran evidentes. Juan Francisco poseía pleno dominio de las técnicas narrativas y suficiente pericia vital para ponerlas al servicio de su pluma de escritor. 

Sus escritos poseen, adecuada factura, correcto lenguaje enriquecido de un lirismo innegable y salpicado por el necesario lenguaje popular. Sariol no fue hombre ni de tantos descansos, ni tantos sueños. Una vez escribió: “No ignoro que el momento no es de soñar, que la responsabilidad del escritor es aprovechar todas las ocasiones para manifestarse con el verbo inflamado por la consigna liberadora, y que el alma de Martí debe estar inquieta rondando en torno de los llamados a mantener vivo el fuego de las antorchas”.

De Sariol dice Alejo Carpentier: “Hay en el mundo una raza de hombres hechos al ritmo de la poesía de los talleres encendidos de la noche, en que se funde apresuradamente la última plana de la edición mañanera, en el eco aún nervioso y ligero de las linotipias”.

Desde 1978 se instituyó en Manzanillo el Premio Literario Juan Francisco Sariol y en 1988 fue instaurado por la UPEC y la UNEAC para galardonar al mejor suplemento literario del país. 

Bibliografía

Diccionario de la Literatura Cubana: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/diccionario-de-la-literatura-cubana–0/html/