Víctor Patricio Landaluze y sus obras. Foto tomada de Internet

Víctor Patricio Landaluze, pintor de escenas y costumbres

Autora: Ivón Muñoz Fernández

Víctor Patricio Landaluze fue un excepcional pintor costumbrista y uno de los primeros dibujantes humorísticos con mayor trascendencia en la segunda mitad del Siglo XIX en Cuba. Su obra estuvo sesgada por el carácter integrista y de rancio conservadurismo desarrollado durante gran parte de su vida como dibujante y caricaturista.

Vida y Obra

Víctor Patricio Landaluze (cuyo apellido real era Landaluce) y Uriarte, nació el 6 de marzo de 1830,  en Bilbao, Vizcaya. Muy joven marcha a Francia a estudiar pintura. En el país galo, consolida su formación académica y conocimientos del arte litográfico y xilográfico. Los que lo conocieron afirman que era un hombre notablemente culto, extraordinario políglota, y un profundo conocedor de literatura y pintura. 

A Cuba llega alrededor de 1850 como ayudante del Capitán General de la Isla, el General Francisco Lersundi. Primero se instala en la ciudad matancera de Cárdenas, donde coincidió con el desembarco y retirada del general Narciso López y el posterior desenvolvimiento del intento anexionista.

Ya en los años 1851 y 1852, existen dibujos de Landaluze realizados en Cuba. Su carrera militar, su fortuna y su alta vida social, no le impidieron su decidida afición por la cultura y el arte. Posteriormente  se trasladó a La Habana donde trabajó como dibujante en la revista El Almendares (cuyo primer número salió el 18 de enero de 1852) bajo las órdenes de Idelfonso Estrada y Zenea.

En 1852 colabora en el álbum titulado Los cubanos pintados por sí mismos. Colección de tipos cubanos, compuesto por artículos de diversos autores y editado en La Habana por el español Blas San Millán. Los artículos reunidos en el tomo estaban acompañados de xilografías, realizadas por José Robles sobre dibujos de Landaluze y litografías del propio artista. Sería, curiosamente, Estrada y Zenea uno de los críticos más acérrimo del libro desde las páginas del semanario El Almendares.

Víctor Patricio de Landaluze. Foto tomada de Internet
Víctor Patricio de Landaluze. Foto tomada de Internet

La crítica posterior llegó a sugerir que Landaluze realizó las ilustraciones desde España, guiado por las descripciones de los textos escogidos para el libro, debido a la poca cubanía de los tipos representados, la evidente omisión del sector negro de la sociedad criolla y el desconocimiento que se desprende de una obra que constituye sólo su primer acercamiento al país. La publicación del libro generó una ruptura entre el dibujante y el semanario. 

Su postura antiseparatista le llevó a colaborar con el conocido reaccionario e integrista, Juan Martínez Villergas, periodista, político, poeta satírico, autor teatral y crítico literario que destacó por sus mordaces producciones satíricas y por su incesante labor como periodista y creador de periódicos en España y América. Iniciaron su colaboración en el primer periódico de caricaturas publicado en Cuba bajo el nombre de La Charanga (1857-1860).

Primer periódico de caricaturas publicado en Cuba. Foto tomada de Internet

Primer periódico de caricaturas publicado en Cuba. Foto tomada de Internet

Tras esta, sale a la luz El Moro Muza (1859-1877), publicación de corte literario y social. El periódico contó con los dibujos y textos de Landaluze con el seudónimo de Bayaceto. El nombre proviene de la firma usada por Martínez Villergas en algunos textos precedentes. Durante un período de tiempo, coincidiendo con un viaje de éste a México y España, se deja de editar el mismo hasta que en octubre de 1869 se reanuda su publicación, siempre contando con Landaluze entre sus más cercanos colaboradores.  En esta segunda etapa El Moro Muza destacó por el carácter político, siendo esta la publicación más reaccionaria y antiseparatista de la época.

A mediados de los años sesenta, Landaluze entró a la Academia de San Alejandro en La Habana. También tiene en su haber los trabajos de la serie “Lectura de los talleres” (lectores de tabaquería).

Mientras se detuvo la publicación de El Moro Muza por la ausencia de su director, aparece el semanario  literario-satírico, Don Junípero, entre 1864 y 1869 impulsado por Landaluze.

Periódico de carácter político. Foto tomada de Internet

Los amigos impulsaron otro periódico de forma conjunta como Juan Palomo (seudónimo de Landaluze) que se publicó entre 1868 y 1874. En 1874 se casó con una cubana, Rita María Planas y Arredondo, viuda de Granados; y con una familia formada de su primer matrimonio. 

Otro de los periódicos en los que Landaluze colaboró. Foto tomada de Internet

Compuso escenas típicas criollas delineando entre otras, una figura del guajiro cubano que le sirvió más tarde al dibujante y caricaturista Ricardo de la Torriente para su creación del personaje gráfico de  Liborio, campesino de guayabera y machete, prototipo representativo del pueblo cubano.

A finales de la década del 70, aprovechando el período de la Guerra Chiquita (1879-1881), lanzarían otro semanario bajo el nombre de Don Circunstancias.

En 1881, participa como dibujante en un segundo álbum, Tipos y costumbres de la Isla de Cuba, editado en La Habana por Miguel Villa,  y que se considera la cumbre del costumbrismo cubano del siglo XIX.

Murió de tuberculosis, el 7 de junio de 1889, en Guanabacoa, Cuba. 

Estilo

Poseedor de un extraordinario talento creador, Víctor Patricio Landaluze desarrolló en Cuba una considerable obra costumbrista, plasmando desde su punto de vista las características de la población colonial. 

Imbuido por el espíritu romántico, el artista describe zonas de la realidad que hasta el momento habían sido ignoradas. Sus imágenes se caracterizaron por el retrato de lo particular, por la representación de escenas de la vida cotidiana y común. Landaluze ofrece una visión intimista de los personajes que retrata, una aproximación a lo doméstico, a lo privado y a lo personal de las figuras del contexto cubano.

La bollera, en la parte superior izquierda se observa un cartel. Cuadro de V. P. de Landaluze, actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes. Foto tomada de Internet
La bollera, en la parte superior izquierda se observa un cartel. Cuadro de V. P. de Landaluze, actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes. Foto tomada de Internet

El negro se convirtió para Landaluze en uno de sus grandes centros de atención. Unido al pintoresquismo característico de los artistas extranjeros en busca de lo exótico, el artista logró percibir en el negro un factor de reconocimiento del país y lo aprehende como identificador inigualable del contexto social cubano. 

Variopintos personajes: ñáñigos, caleceros, mulatas de rumbos, negros curros… desfilan por sus telas como nunca antes lo habían hecho en ninguna producción de artista cubano o extranjero. A esta galería de personajes se suman también otros: los guajiros, el gallero, el mayoral, la partera, el organillero, la bollera y muchos más que resultaban a la vez que elementos de atracción iconos sociales que Landaluze descubre e inmortaliza.

Día de reyes, cuadro de V. P. de Landaluze, actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Día de reyes, cuadro de V. P. de Landaluze, actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes. Foto tomada de Internet

Si bien los personajes aparecen, la mayor de las veces, en escenas jocosas y divertidas, con ciertos rasgos estereotipados y burlescos que ofrecen una versión idílica del fenómeno de la esclavitud, de lo que significaba ser negro, pobre o guajiro en la Habana colonial, sus representaciones minuciosas de detalles de interiores, de actitudes y objetos, permiten leer entre líneas una realidad diferente, más áspera e incómoda.

Víctor Patricio de Landaluze. Haciendo el amor.Colección Luis Bay Sevilla. Sobre la puerta hay un cartel queanuncia a "Don Marcial Pérez, sangrador y dentista". Foto tomada de Internet
Víctor Patricio de Landaluze. Haciendo el amor.
Colección Luis Bay Sevilla. Sobre la puerta hay un cartel que
anuncia a «Don Marcial Pérez, sangrador y dentista«. Foto tomada de Internet

Satírico, ridiculizante, deformador de la realidad, pero agudo observador que descubrió para el arte pictórico nuevos temas, nuevos personajes inspiradores, nuevas maneras de llevar al lienzo detalles del ambiente urbano, de la arquitectura colonial, de la flora y la fauna del país, de los vestuarios, de las costumbres y hasta de nuestro sol, que pasaban inadvertidos para la pintura cubana de entonces

Aunque el propósito de su obra fue el de fustigar lo criollo, y el de pugnar por las ideas españolizantes, finalizó enriqueciendo la obra plástica del país que censuraba.

Legado

Muchos historiadores cubanos del siglo XX no perdonaron la férrea defensa que hizo el artista de las políticas coloniales hacia la Isla de Cuba durante la Guerra de los Diez Años. Sin embargo, los intelectuales Loló de la Torriente (1907-1985) y Guy Pérez Cisneros (1915-1953) se encargaron de recuperar su arte y su labor, más allá de sus ideas antiseparatistas y reaccionarias, resaltando las virtudes que sus conocimientos en materia litográfica aportaron para el desarrollo de las publicaciones cubanas de aquel período.

En la actualidad, Víctor Patricio Landaluze es el mejor conservador de la memoria visual de las clases más oprimidas de aquella Habana colonial, tantas veces denostada por sus críticas. Hoy es considerado el pintor de escenas de género más importante en el siglo XIX cubano.

 

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