¿Fue realmente “Tarifa General de Precio de Medicinas” el primer impreso en Cuba?

Autor: Pedro Ramón Pérez Bretos.

El artículo “Novena de 1722 destrona a la Tarifa como primer impreso de Cuba, publicado en la revista OPUS de la Oficina del Historiador de La Ciudad de La Habana, del 11 de julio del 2012, por el investigador belga Huib Billiet Adriaansen.

El autor, trabajó en su adolescencia como tipógrafo-cajista, luego de archivero y años después, interesado en la historia musical cubana, escribió De klank van de houtendruppel (El sonido de la gota de madera) y otro libro dedicado a la rumba; tiene en su haber, además, cinco novelas para jóvenes. Con su investigación aporta un importante descubrimiento bibliográfico al anunciar el hallazgo de un libro de oraciones hecho por Carlos Habré, también impresor de “Tarifa General de Precios de Medicinas”, reconocido históricamente como el primer impreso en Cuba en el año 1723.

El libro de oraciones en cuestión se titula “Novena en devoción, y gloria de N. P. San Agustín”, dedicado al Ilustrísimo Don Gerónimo Valdés, obispo de Cuba, fechada el 13 de enero de 1722, un año antes que Tarifa.

Origen del hallazgo.

La validación de este hallazgo implicaría que se rectificara el momento de la introducción de la imprenta en la Isla, cambiando la historia de la misma en Cuba y suscitando nuevas interrogantes sobre el arte de imprimir en La Habana.

Adriaansen había iniciado su primer encuentro con Habré después de su segundo viaje a Cuba. En esa oportunidad se había comprado un voluminoso libro Cuba: La lucha por la libertad, de Hugh Thomas, y allí encontró una simple mención sobre un belga que inició la imprenta en La Habana. Un poco más tarde descubrió su verdadero nombre y, para su asombro, que se trataba de un gantés (gentilicio de Gante, una ciudad puerto del noroeste de Bélgica, en la confluencia de los ríos Lys y Escalda). Resultó que Habré no sólo había sido un tipógrafo, igual que él, sino también su conciudadano 2 siglos atrás.

En esa época Adriaansen publicaba sus investigaciones acerca de la música cubana, por lo que no volvió a ocuparse del tema hasta finales de los 80. 

Un día, unos amigos de Matanzas le regalaron el libro La imprenta en Cuba de Jorge G. Ricardo (Editorial Letras Cubanas 2008) sobre la imprenta en Cuba, donde el autor había dedicado unas páginas a Habré, que lo dejaron desilusionado al saber que el primer impreso de la Isla no había logrado servir de tema a una edición particular. Ese fue uno de los motivos de sus posteriores viajes en busca de información, de artículos y de documentos históricos.

También el hecho de que había puesto punto final a su carrera profesional en el mundo de las artes gráficas, le ocasionó cierto sentimiento de añoranza del pasado, de la adolescencia, cuando había estudiado esa especialidad y empezó a ejercer la profesión de cajista, poco antes del avance del tratamiento digital de textos, que acabó en muy poco tiempo con una tradición que había durado 500 años. Por esas razones decidió revivir a Carlos Habré en una novela histórica, Aangeblazen goud (Oro soplado), cuya versión original en neerlandés, salió de la prensa en 2008.

En el artículo, en la revista OPUS, titulado «Carlos Habré, un impresor de Gante en La Habana» (Vol. XI, No.3, mayo/agosto 2008), publicado al mismo tiempo que la novela sobre el tema, hizo un excelente esbozo histórico de Habré, con nuevas evidencias de la imprenta en Cuba e indagó sobre las particularidades del oficio, terminando con la conclusión:

«La bibliografía cubana actual consigna la Tarifa… de Carlos Habré como el primer impreso de Cuba…, mientras no se demuestre lo contrario. Acepto gustosamente la clasificación. A mí, como gantés que soy, me basta con eso»

La obra impresa.

En julio del 2012, en la propia revista OPUS, Adriaansen da a conocer al público cubano una serie de datos bibliográficos sobre Novena en devoción, y gloria de N. P. San Agustín, el primer impreso de Carlos Habré y expone algunas ideas que pueden arrojar nueva luz sobre la introducción de la imprenta en Cuba y su protagonista.

Según expone Adriaansen en su artículo, el libro Novena está guardado en los fondos históricos de la Biblioteca Nacional de Madrid hace años, pero recientemente fue integrado en el catálogo automatizado, y por eso apareció en Internet. No ha sido posible aclarar nada sobre su procedencia, porque la obra no posee impreso algún sello que pueda orientar. No es un impreso «perdido», pues, que se sepa, no figura en alguna obra de referencia cubana. Simplemente no se sabía que Carlos Habré lo había impreso. Hasta muy recientemente pasó inadvertido a los bibliógrafos, pero nos informa Adriaansen que ha sabido de un joven cubano que dio cuenta del hallazgo en un artículo que publicaría en en la Revista de la biblioteca Nacional José Martí.

El impresor:

Los primeros que estudiaron un impreso de Habré desconocían su verdadera identidad. Antonio Bachiller y Morales publicó sus resultados por los años 50 del siglo XIX, estaba convencido de que la gloria de haber introducido el arte de Gütenberg en la Isla correspondía a un francés llamado Carlos Habré.

El médico y bibliógrafo Manuel Pérez Beato se preocupó del «caso Habré». En su libro El curioso americano. Epoca IV Habana enero de 1908, publicó que el impresor se había casado en La Habana y que era flamenco o belga cuando en su búsqueda encontró un certificado de matrimonio en el Libro 4to. de Matrimonios de Españoles, folio 62, vuelto, de la Catedral, donde se conservaba el archivo de la antigua Parroquial Mayor. Al fin se había aclarado el origen de Habré, aunque la obstinación de asignarle una identidad francesa seguiría vigente por mucho tiempo.

Se sabe poco de la vida de Habré. No se conocen datos sobre el período anterior a su llegada a La Habana. Seguramente no era el primer flamenco no identificado que decidió cruzar el océano para probar suerte en Cuba.

El libro de oraciones:

Detalla Adriaansen que el libro consta de 45 páginas impresas en cuarto, contando a la portada, numeradas en la cabeza de las páginas y según la costumbre de la época, los reclamos y signaturas, que tres páginas tienen como ornamentos una serie de florones del mismo tipo.

La letra es del tipo romano, de la familia “garalde” y de un cuerpo mayor que los de obras posteriores de Habré.

Indica también que el libro, actualmente encuadernado en pasta, fue impreso en «formas», o sea, en conjuntos de una serie de páginas a la vez y que en el margen de las páginas 14 y 15 tiene escrito en tinta un pequeño comentario.

El libro tiene cuatro páginas escritas por Habré como dedicatoria, dirigida al Ilustrísimo Don Gerónimo Valdés, obispo de Cuba, fechada el 13 de enero de 1722, una introducción, once oraciones y un colofón, repitiendo el pie de imprenta de la portada.

Nuevas evidencias.

Tarifa general de precios de medicinas”, de 1723, folleto hecho por encargo del Protomedicato de La Habana, impreso por Habré y dado a conocer por Manuel Pérez Beato en su artículo “Una joya bibliográfica”, en El Curioso Americano, es considerado desde hace un siglo el primer impreso en Cuba, aunque algunos bibliógrafos opinaban que la imprenta había llegado a la isla en años anteriores. Novena, impresa por habré en 1722 lo demuestra.

Adriaansen continúa su análisis escribiendo que Habré en su impreso “Rúbricas generales del Breviario Romano”, de 1727, informa que su casa-taller está cerca de la iglesia del Espíritu Santo, calles de Cuba y Acosta, pero en Novena da una ubicación distinta de la misma.

En su pie de imprenta se lee:

«en cafa de Carlos Habre, calle San Agustín».

Esa calle no puede ser otra que la actual Amargura, que en aquella época formaba parte de la parroquia mayor y según un plano de Juan de Síscara de 1691, se extendía no más allá de la actual calle Muralla. Según Manuel Pérez Beato, la calle se llamó también del Humilladero, y cruzaba al costado de la iglesia del Cristo.  

Por ser escrita por Habré, la dedicatoria de Novena nos ayuda a comprender su lenguaje y algo de su formación. En ella solicita mecenazgo y rinde homenaje al Ilustrísimo Don Gerónimo Valdés, su cliente, enumerando sus muchas obras y escribiendo al final:

«No digo otras muchas obras de V.S. ILLma. porque su modestia las quiere tener ocultas, huyendo los aplausos del mundo, aunque bien notorio es, que no pueden esconderse, por ser tantas, y no capaces de ignorarse, y no caben en tan cortísimo campo: explícome en otro idioma, para que V.S. ILLma. no se ofenda, ni yo parezca lisonjero. Nec mala voce mea potuerunt tua cuncta referri, Ora licet tribuas multiplicata mihi, Et laudes libare tuas: nam dicere cunctas, Hoc erit Oceanum attingere velle manu»

En traducción libre Adriaansen escribe «No podrían ser contados todos tus sufrimientos por mi voz/ Ni siquiera si me dieras bocas multiplicadas. / Y enumerar todas sus gloriosas realizaciones/ Sería como querer sostener el océano con una mano».  

Y termina en la forma habitual:

«Efta a los pies de V. S. ILLma fu mas humilde Criado, Carlos Habre».

Con lo expuesto anteriormente hace entonces Adriaansen una inteligente comparación, al resaltar que los impresos de Habré antes de la aparición de Novena.

“se caracterizan por una serie de imperfecciones ortográficas y tipográficas. En Tarifa, un folleto impreso hoja a hoja, falta la paginación y hay desigualdad en el espaciado y la alineación de las reglas. En Rúbricas, libro impreso en pliegos, es aún más grande el uso inconsecuente e inadecuado de acentos. A falta de tipos con la letra «ñ», Habré se las arregló con la letra «n» combinada con un acento grave o agudo.”

En su artículo anterior en Opus Habana (Vol. XI, No.3, mayo/agosto 2008), bajo el subtítulo «la misteriosa ñ de Habré», había llegado a la conclusión de que Habré sustituyó la «ñ» por la letra «n» con un acento grave o agudo suelto.

Pero en Novena carece de muchas imperfecciones que sí encontramos en los impresos posteriores. La impresión es bastante limpia y está técnicamente mejor logrado. En la portada se ve que Habré recurre a pequeñas letras mayúsculas «R» y «H» para remediar la falta de tipos adecuados, y en muchas páginas se ven varias letras en itálica (cursiva), mezcladas con las romanas, pero nada de esto se puede comparar con la «contradanza» de vocales acentuadas con acento grave, agudo, crema y circunflejo que caracteriza los impresos posteriores. La diferencia más llamativa es la presencia de la «ñ» española, con tilde.

Compara los impresos de Habré que se conocían, antes de la sorpresiva aparición de Novena y que se caracterizaban por una serie de imperfecciones ortográficas y tipográficas, mientras que en Tarifa, un folleto impreso hoja a hoja, falta la paginación y hay desigualdad en el espaciado y la alineación de las reglas.

En Rúbricas, libro impreso en pliegos, denota que es aún más grande el uso inconsecuente e inadecuado de acentos y la falta de tipos con la letra «ñ», Habré se las arregló con la letra «n» combinada con un acento grave o agudo.

Y concluye su comparación afirmando que Novena carece de muchas imperfecciones que se encuentran en los impresos posteriores, que la impresión es bastante limpia y está técnicamente mejor lograda. La diferencia a favor más llamativa es la presencia de la «ñ» española, con tilde en Novena.

NUEVAS PREGUNTAS

Entonces Adriaansen se plantea una pregunta crucial:

“¿cómo podríamos explicar la diferencia entre Novena…—obra impresa en 1722  de manera más acabada en sus aspectos ortográficos y tipográficos— y los impresos realizados más tarde (en otra casa-taller), que muestran una serie de imperfecciones y que se caracterizan por una dejadez que no pasó inadvertida a los clientes del impresor?”

E intenta una posible respuesta que lo conduce a otras preguntas, ya que si aparentemente Habré disponía en su taller en la calle San Agustín de unas cajas de letras con tipos españoles y menos gastados y en el taller cercano a la iglesia de Espíritu Santo sólo tenía a su alcance tipos de otro origen, además de sufrir una gran escasez de letras, ¿ dónde fue a parar el material tipográfico del primer taller? ¿acaso sufrió su primera morada un incendio, por lo que el impresor perdió su equipo? Algo que él no puede averiguar.
Se plantea entonces otras incógnitas: ¿Hizo Carlos Habré un reimpreso de Novena? Si así fue, ¿en qué consistía? Y afirma que no es posible detectar los parecidos ni las diferencias en la composición, mientras no dispongamos de un ejemplar de una impresión o edición anterior.

Él afirma entonces que, por regla general, la reimpresión de un libro consistía en rehacer la composición básica a partir de un ejemplar modelo de la impresión anterior, además de adaptar los datos de identificación. Explica que Novena de Habré requirió, en cualquier caso, la actualización del pie de imprenta en la portada y el colofón, pie que incluye el nombre del impresor, el lugar y la fecha de la reimpresión.

Y, además, hizo falta añadir la composición de las cuatro páginas con su dedicatoria. Aclara entonces que la signatura divergente (con el signo ¶) revela que la dedicatoria de Habré forma parte de las páginas preliminares y no de la composición básica.

Se plantea entonces la incógnita de dónde se realizó la primera impresión de Novena, a lo que se responde que, sólo es posible especular.

Concluye por tanto que la decisión de hacer reimprimir un libro en La Habana, donde la imprenta apenas se había iniciado, aboga a favor de Carlos Habré, quien debía gozar de la confianza necesaria para obtener la licencia, así como disponer de un equipo de imprenta adecuado para llevar a buen término la encomienda.

CONCLUSIÓN:

Orgulloso de su conciudadano gantés, terminó Adriaansen su artículo con esta bella expresión:

Novena suscita muchas nuevas preguntas. Después de confrontarnos con su misteriosa «ñ», mi viejo conciudadano nos ha sorprendido con enigmas de otra índole, que abre nuevos caminos para la investigación bibliográfica cubana.

Ver La industria editorial en Cuba en la época de la colonia española.

Bibliografía:

Huib Billiet Adriaansen. “Novena de 1722 destrona a la Tarifa como primer impreso de Cuba”. Publicado: 11 junio 2012 en OPUS Habana. Oficina del Historiador de la Ciudad..

Huib Billiet Adriaansen. » Un impresor de Gante en La Habana» publicado en OPUS Habana # 28. Mayo-agosto del 2008.

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